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Situación del mercado del gas natural: oscilando entre el éxito y los desafíos

Situación del mercado del gas natural: oscilando entre el éxito y los desafíos

El mercado del gas natural se encuentra en pleno auge y continuará creciendo en el mediano plazo, pero numerosos factores pronostican un futuro menos brillante.

 

Hasta hace poco, el gas natural se consideraba como el más “limpio” de los combustibles fósiles y todos los indicadores apuntan a un aumento de la demanda y la producción.

Sin embargo, el mercado experimenta una rápida evolución y las fuentes de energía renovables son cada vez más populares y una alternativa más viable económicamente a los combustibles fósiles.

El gas natural, un producto omnipresente….

Según la Agencia Internacional de la Energía, el gas natural ha registrado la tasa de crecimiento del consumo más elevada de todos los combustibles desde 2006, debido, esencialmente, al aumento de la demanda en Asia y, en particular, en China, donde la política “Cielo Azul” impone unos objetivos muy estrictos en lo que respecta a la calidad del aire y un cambio obligatorio del carbón al gas.

El gas es un medio reconocido por su capacidad de producir energía, gracias a su abundancia, versatilidad y menor polución en relación con el resto de los combustibles fósiles. Comparado con el carbón, el gas natural emite un 40% menos de dióxido de carbono (CO2), partículas en suspensión (PM.2,5), dióxido sulfúrico (SO2) y óxidos de nitrógeno (NOx).

Consecuentemente, el gas natural es la fuente de energía utilizada con más frecuencia a la hora de complementar a las energías renovables, como los paneles solares y los parques eólicos que, debido a su intermitencia, requieren fuentes de energía de reserva rápidas y seguras.

El gas natural también está integrado en los procesos industriales, especialmente como materia prima para las petroquímicas, gracias a uno de sus derivados: el etano. El gas natural y los líquidos asociados representan en torno al 29% de todos los combustibles fósiles utilizados como materias primas por el conjunto de la industria química.

…pero con un futuro con muchos interrogantes

Aunque el gas natural emite menos partículas que el petróleo o el carbón, no es en absoluto una fuente de energía limpia y no reducirá el riesgo del calentamiento global. Por otra parte, la extracción del gas de esquisto es muy contaminante y requiere de grandes cantidades de agua, lo que reduce el nivel de las napas freáticas, y la inyección de químicos en el terreno para fragmentar la roca. Esta tecnología contamina igualmente las aguas superficiales, amenazando el acceso al agua potable en las comunidades rurales.

Actualmente, las energías renovables están en proceso de ser más asequibles que el gas natural. Según el último análisis del costo de la energía (LCOE) de la financiera internacional Lazard, la energía eólica no subvencionada ya es más competitiva respecto al método más barato para producir electricidad a partir del gas natural. Asimismo, cabe destacar que el precio del gas natural es muy volátil, lo que añade más incertidumbre al proceso de tarificación.

Por último, la utilización del gas como apoyo a la producción de electricidad a partir de las energías renovables está decayendo, a la luz de los avances tecnológicos conseguidos en materia del almacenamiento de la electricidad. Según la empresa de desarrollo y energía Wood McKenzie, la capacidad de almacenamiento de la electricidad en GW/h se ha más que duplicado en 2018, aumentando un 140%. El fabricante automotriz Tesla ya está experimentando en Australia un sistema de almacenamiento mediante baterías, ligado al parque eólico de Hornsdale. Aunque esta tecnología está dando sus primeros pasos, numerosos operadores y gobiernos se están apresurando a desarrollar sus propios gigantes de almacenamiento mediante baterías, como es el caso de la sueca Northvolt, que aspira a convertirse en el fabricante de baterías más importante de Europa.

El gas natural aún cuenta con un brillante porvenir, pero parece evidente que en el largo plazo su futuro se ve claramente amenazado, dejando paso a las energías más idóneas para contribuir a salvar el planeta.

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