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Arranque lento y tardío

exportAgentinaRusiaRecuperar competitividad, para no perder en lo interno con las importaciones y retornar a los mercados externos alentando exportaciones de las pymes que dejaron de hacerlo.

A medida que el tipo de cambio se aprecia, consecuencia casi inevitable de un programa monetario antinflacionario que privilegia la tenencia en moneda local, se hace a su vez más notorio el retraso en encarar con firmeza un plan o agenda de recuperación de la competitividad, que nos permita no perder en lo interno por las importaciones y retornar a los mercados externos alentando al mismo tiempo a volver a exportar, a todas aquellas empresas sobretodo medianas y pequeñas, que desde el 2009 en adelante dejaron de hacerlo.

Esto no es un tema menor tanto mirado desde el consumo interno como de la exportación; en el primer caso porque lo interno está en retroceso por recesión y un crecimiento en las importaciones en estas circunstancias, puede agregar un tono grave a algunos sectores altamente sensibles.

Debe destacarse además que se está en el medio de una situación internacional muy particular, cuya duración promete ser más larga que corta y donde tenemos precios industriales a la baja en varios de los países claves: China, Japón, Corea y Alemania; a su vez tasas de interés negativas en casi la totalidad de los países desarrollados con la excepción de los EEUU algo por encima de 0 % y la imposibilidad de llegar – hasta ahora – por más estímulos monetarios “innovadores” a la meta de inflación del 2 % anual; demostrándose una vez más que salvo los muy “enfermos” es más doblegable reducir la inflación, que subirla.

Dado estos aspectos en lo global, en el plano teórico, son todos elementos que nos ayudarían a reducir nuestra propia “enfermedad inflacionaria”, pero teniendo en consideración la “madeja” distorsionada de precios relativos, la realidad es que somos un “blanco fácil” pero no sólo como señalan algunos, por la situación recesiva del Brasil o por la enorme capacidad china y sus precios industriales a la baja desde hace 48 meses, sino porque no podemos competir con cualquier país medianamente productivo de los que figuran entre los primeros 70/80 del Global Competitiveness Index del World Economic Forum o el Doing Business del Banco Mundial.

Esto conviene tenerlo presente ahora, porque entre junio y agosto van a crecer y muy fuertemente las presiones sectoriales para la aplicación de restricciones al ingreso de productos extranjeros de diferentes orígenes.

Pero al mismo tiempo, las exportaciones más allá de la quita de las retenciones y el alivio inicial del tipo de cambio siguen encontrando severas dificultades para su vuelta al ruedo y las economías regionales están tan atenazadas como en la etapa previa al cambio de gobierno.

En ese sentido y para entrar de lleno a algunos de los temas centrales de la agenda de la competitividad vemos que si se aumentan los combustibles a valores en dólares que son el doble de los vigentes en los EEUU y en gas oil, en particular, entre el 60/70 % por encima que los rigen en América del Sur excepto Uruguay, estamos y estaremos en problemas competitivos; y directamente para sobrevivir de todas las estaciones de servicio en frontera.

Que no se puede tocar la parte fiscal de los combustibles? Sería muy bueno que comenzáramos hacer cálculos alternativos, sobre cuanto dejaremos de vender interna y externamente por tener costos desmesuradamente elevados y cuanto nos cuesta en términos sociales, el éxodo permanente de población de las producciones artificialmente inviables.

El tema es mucho más amplio, pero un solo ejemplo sirve para mostrar la vastedad de una agenda que debió encararse desde el inicio del nuevo gobierno.

Mirá la revista Container Nº 128 de Mayo:

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