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El entusiasmo creció rápido, la normalización será lenta

5La administración de Mauricio Macri trajo las definiciones más esperadas en el comercio exterior. Ahora se inicia un largo camino para que el intercambio vuelva a esquemas algo más lógicos.

Por Diego Dávila

El día en que el ministro de Hacienda de la Nación, Alfonso Prat-Gay, anunció el levantamiento del cepo al dólar, pronunció las palabras más esperadas por todos los operadores del comercio exterior: “El que quiera exportar va a poder exportar sin pedir permiso, el que quiera importar va a importar lo que quiera”.

De esta manera, el gabinete económico del presidente Mauricio Macri comenzó a hacer realidad las promesas electorales que hizo al sector exportador-importador.

Esto desató el entusiasmo y devolvió las esperanzas a los operadores del comercio exterior. Sin embargo, todos coinciden en que el proceso de normalización de la operatoria no será de un día para el otro, y que tal vez haya que esperar un año para que el intercambio con el mundo vuelva a carriles más lógicos que los vigentes al final del kirchnerismo.

Las medidas ya son harto conocidas: la reducción a cero de las retenciones a las exportaciones, menos para la soja (del 30 por ciento); el levantamiento de las DJAI desde enero y su reemplazo por un Sistema de Monitoreo de las Importación y un control mediante Licencias no Automáticas (LNA) para mil de las 19 mil categorías de productos que ingresan al país y, finalmente, el levantamiento del cepo a la moneda extranjera, con la consiguiente liberación de la compra y venta y la devaluación a cerca del 40 por ciento.

A esto se sumaron el compromiso de desmantelar los registros de operaciones de exportación (ROE) que se aplicaban al agro.

Si bien al cierre de esta nota no habían precisiones sobre los productos cuyas importaciones quedará bajo la tutela de las LNA, los trascendidos indicaban la industria automotriz quedaba liberado de los controles, mientras que electrónica y calzado estarían más protegidos.

También se determinó el final de la exigencia de informar sobre ganancias e inversiones por parte de las empresas que quieran importar.

Hacia atrás, al cierre de esta edición, el Gobierno trabajaba en la definición de un esquema que permitiera la resolución de las DJAI todavía no aprobadas, y que se mantenían en el status quo que dejó la administración de Cristina Fernández.

En cuanto al pago al exterior de las importaciones adeudada, que según estimaciones del Banco Central rondan operaciones por cinco mil millones de dólares, el gabinete económico trabaja para definir un cronograma de pago que permitiera hacerlo en forma escalonada, de manera tal de no generar un embudo de operaciones que acelerara la salida de dólares, en momentos en que las reservas están en situación de debilidad. También se prepara un bono voluntario del Tesoro en dólares, administrado por el Banco Central.

Según Prat Gay, la empresa que suscriba el bono “aportará pesos al Tesoro al tipo de cambio vigente en ese momento”. Ese instrumento “le permitirá obtener todos los fondos que necesita para eventualmente cancelar su deuda con la casa matriz o con el exterior”.

Alegría y cautela

“El mensaje causó mucha alegría, porque son los desafíos que venimos planteando desde hace años. Predecimos el final un modelo sin dólares para las cosas básicas y tuvimos que llegar a situaciones tan extremas para tomar medidas correctivas, aquellas que pedimos hace cinco años”, asegura Marcelo Olmedo, presidente de la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba (Cacec).

También fue muy bien tomada por el sector la designación de Marcelo Elizondo como titular Agencia de Promoción de Inversiones y Comercio Internacional del Ministerio de Producción.

El expresidente de la Fundación Exportar durante el gobierno de Néstor Kirchner ocupa un puesto similar al que en aquel momento tenía Beatriz Nofal, cuando encabezó la Agencia de Desarrollos de Inversiones.

Para los despachantes, la sensación es la misma. “Se ha generado una nueva esperanza. Llegamos a tener una situación muy complicada en las importaciones y exportaciones, uno por problemas de autorizaciones y el otro por complicaciones con el tipo de cambio”, asegura Walter Garello, presidente del Centro de Despachantes de Aduana Filial Córdoba.

Pese a la alegría, ambos son cautos a la hora de evaluar cuánto tardará el comercio exterior en normalizarse.

“Una devaluación sola, sin corrección de la inflación, no sirve para devolver la competitividad al sector exportador. El Gobierno anterior devaluó y no hubo ningún cambio, hay que controlar este flagelo que destruye las exportaciones y toda organización de la economía”, dice Olmedo.

Sobre el tema, el presidente de Cacec amplía: “Hace falta un correctivo importante en los requerimientos, no hay que volver a la imprevisibilidad y la maraña burocrática. No importa cuán alto o bajo esté el dólar, lo importante es devolver previsibilidad; pero en dos semanas no se reconstruye lo que se destruyó en años. Si se toman estas medidas, rubros como la cadena agroindustrial, en un año, volverá a ser fuerte y le dará un cambio de perspectiva al país”.

El despachante de Aduana opina en el mismo sentido: “El 1 de enero no habrá un cambio definitivo. Hace falta tiempo para adecuar, analizar casos puntuales, dar el tiempo necesario a que el nuevo esquema se acomode un poco, ir despacio, viendo cada resolución. Hace más de dos años que venimos remando en el dulce de leche, no tenemos que desesperarnos porque estamos atravesando un momento complicado”.

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