El resurgir de las habilidades directivas
Muchas veces las empresas se encuentran con ejecutivos altamente preparados para la conducción en la fase técnica y conceptual, sin habilidades humanísticas.
Haciendo un recorrido por las diferentes áreas de una organización, por un club deportivo, por una institución educativa o simplemente por un grupo familiar, podemos encontramos con personas que asumen el rol de liderar equipos de trabajo o de administrar un hogar, con personalidades claramente definidas en cuanto a competencias y grados de compromisos asumidos frente a diversas situaciones.
En todos estos modelos de organización, se destacan las personas que gestionan actividades con otras personas a nivel gerencial o directivo, las cuales tienen la necesidad de haber desarrollado una serie de habilidades que les permita ejercer una conducción con disciplina, compromiso y madurez.
Sin embargo, el agitado mundo de los negocios, nos ha llevado a encontrarnos con ejecutivos altamente preparados para la conducción en la fase técnica y conceptual, dejando casi vacía la butaca de las habilidades humanísticas cementadas en el buen diálogo, la tarea consultiva y el compromiso con los resultados.
En estos tiempos que acompañan a nuestro ritmo laboral, debemos focalizarnos en conocer que para los diferentes acontecimientos y circunstancias que a diario conviven entre las personas dentro y fuera de una empresa, todos los que lideran áreas de trabajo, pueden desarrollar y ejercer estilos de liderazgos organizacionales que se presentan con cuatros modelos de habilidades bien definidos: la habilidad Dirigista; la Consultiva; la Participativa y la habilidad Delegativa.
Las cuatro reúnen características de apoyo o de dirección y pueden manifestarse en distintos momentos y nunca deben manejarse solos sino en perfecta combinación.
Los directivos que ejercen su gestión a través de un estilo Dirigista se enfocan en tomar una decisión oportuna y congruente, impartir la orden y las instrucciones y relevar las dudas que queden al respecto. Este estilo ejerce un control directo en las personas y busca disciplinarlas a través del pensamiento lineal y la coacción.
Si bien este estilo pude parecernos algo antagónico y poco efectivo, muchas personas siguen liderando organizaciones que necesariamente demandan de esta habilidad.
La habilidad Consultiva en el ejercicio de la autoridad, se caracteriza porque el líder tome y explique una decisión y a su vez facilite el diálogo y las aclaraciones. El líder actúa como guía o coach apoyando a los miembros del equipo a cumplir las metas y permitiendo que puedan aprender de ellos.
El estilo de conducción Participativo hace que el líder comparta el problema y la decisión con sus colaboradores. Esto, en muchos casos los ayuda a motivarse respecto a su trabajo, ya que pueden sugerir o modificar las ideas presentes.
Por último, la habilidad Delegativa contribuye a dejar la responsabilidad de las decisiones operativas en manos de los colaboradores. Sin embargo, no se puede delegar si no se tiene compromiso con los resultados o no están bien explicitados los criterios a seguir.
La acción delegativa se realiza con personas competentes y comprometidas con determinada tarea.
He aquí cuando las relaciones personales tienden a unificarse a través del diálogo y la capacidad de escucha activa que debe estar presente en las características del líder y en la madurez del colaborador. Por eso, es muy importante el interés que ponga en líder sobre las relaciones interpersonales o humanas, debido a que esto repercute como factor clave en el ambiente laboral de la empresa.
Los cuatro estilos de Habilidades directivas son necesarios según las circunstancias y van a depender del que mejor responda a las características de la organización y al medio ambiente del negocio al que pertenezca. Nadie puede ejercer una sola de las habilidades para todo y todo el tiempo.
Es menester que los directivos no se apeguen al estilo que mejor que les caiga o al modelo con el que actuaron durante todo el tiempo. Es hora que puedan comenzar a involucrar a los empleados en el negocio, ya que esta sinergia aumenta la visión de todos y enriquece los resultados para la empresa.
Todo líder debe ejercer la habilidad directiva de saber “Delegar” con seguridad, creatividad y criterio definido. No olvidemos que en todo momento trabajamos y nos relacionamos con personas, donde la ecuación del dos más dos, nunca resulta cuatro.