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La fortaleza de los débiles

La solución política a controversias comerciales, vulnera la única herramienta que tienen los países débiles para defenderse: el derecho.

A los países más fuertes generalmente les alcanza con su fuerza para imponerse en el comercio internacional. Así hemos visto tantas veces cómo los organismos internacionales más importantes del mundo (Naciones Unidas, Organización Mundial de Comercio) no han podido imponerles sanciones ni tampoco rectificar sus equivocadas políticas. Los ejemplos sobran.

La mayor fortaleza que tienen los países más pequeños o débiles es su amparo, su refugio, en el Derecho. Aunque éste sea repetidamente violado por los fuertes. La dignidad que otorga el cumplimiento del Derecho y su larga tradición de respeto al mismo es su mayor fuerza. Y ésa es la tradición, por ejemplo, del Uruguay. En un tribunal internacional tanto como en el ámbito de Tribunal del Mercosur, es en los  únicos lugares donde Uruguay tiene la misma fuerza y la misma categoría que Brasil. En ese ámbito son parejos.

Este principio, tantas veces enunciado por nuestro entrañable amigo el Dr. Alejandro D. Perotti es el que siempre hemos mencionado a nuestros compatriotas uruguayos cuando se quejan de las arbitrariedades de los dos socios mayores del Mercosur como está ocurriendo por estos tiempos. El ominoso silencio o la exacerbada protesta son las más reprobables y estériles de las actitudes.

Un mal del Mercosur

La única actitud posible es recurrir al Derecho, aunque el Derecho no lo cumplan los países más grandes y aunque lo violen permanentemente. No conocemos otro camino, pero sí sabemos que el peor que puede adoptarse es no recurrir a los tribunales para exigir el cumplimiento de las normas jurídicas. La huída del Derecho es el mal mayor que aqueja al actual Mercosur.

Por lo expresado, y de conformidad a las normas del organismo, tanto el gobierno como las empresas uruguayas pueden iniciar legítimamente los procedimientos previstos por la legislación comunitaria y hasta peticionar por una opinión consultiva al Tribunal Permanente de Revisión del Mercosur.

Más allá de que en los últimos tiempos los fallos del Tribunal no se hayan acatado por los países mayores, especialmente porla Argentina. Sonpor demás conocidos los incumplimientos de fallos acerca de la importación de bicicletas o de neumáticos remoldeados desde Uruguay o el bloqueo de los puentes internacionales que han impedido la libre circulación de bienes y personas previstas por el Tratado de Asunción.

Es imprescindible dejar de lado de una buena vez la actual política llevada a cabo por Argentina y Brasil de buscar soluciones políticas a las controversias comerciales a través de la supuesta confraternidad, amistad entre gobernantes o llamados telefónicos de los presidentes y, por el contrario, comenzar a utilizar la aplicación del Derecho.

Utilizar el Derecho y las instituciones establecidas es la única forma de solucionar los problemas que, en la práctica, plantea la integración. No existe otro camino y, por haber emprendido otros, es que estamos como estamos. En cuanto a los países más pequeños (Paraguay y Uruguay) es necesario no olvidar nunca que la fuerza de los débiles es siempre el Derecho. Y también de los grandes.

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