
Las nuevas relaciones globales: ¿Argentina descuida oportunidades?
Con Joe Biden en la Casa Blanca hay un realineamiento entre Estados Unidos y la Unión Europea frente a China. Cuál sería el impacto de esta dinámica económica y política en Latinoamérica y Argentina.
Por Carlos Petroli.
Nuevas oportunidades y amenazas se presentarán en los próximos tiempos para la Argentina y su desempeño internacional frente a la dinámica política y económica entre los grandes polos de poder donde interactúan los Estados Unidos, China y la Unión Europea.
El consultor y catedrático Edoardo Fracanzani, actual director ejecutivo de la Cámara Argentina del Maní, hizo foco en estas relaciones durante una conferencia virtual convocada por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Católica de Córdoba.
Fracanzani, licenciado en ciencias políticas de la Universidad de Turín, miembro de la Cámara de Comercio Italiana, anotó que luego del triunfo de Joe Biden en Estados Unidos a fines del año pasado, “hubo un acercamiento bastante importante” del país del norte con el bloque europeo. “Sobre todo con el último viaje de Biden y su delegación a Europa, hace algunas semanas, el resumen general que se puede hacer es un re acercamiento muy fuerte de Europa con los Estados Unidos desde el punto de vista político, de seguridad, pero también en lo económico, con la voluntad de resolver varios asuntos pendientes entre esos dos bloques y un elemento de contraste hacia China”, analizó.
Otro aspecto que tendrá consecuencias en Latinoamérica es la estrategia de “doble circulación” o “circulación dual” por medio de la cual China buscará recalibrar su economía bajo el liderazgo del presidente Xi Jinping. “Una menor importancia hacia las exportaciones y mayor importancia al consumo interno (también en protección a los eventuales riesgos de reducción de importaciones desde los EE.UU. y de Europa), podrían crear bastante problemas al mantenimiento de los niveles de crecimiento en China”, anotó el consultor.
Fracanzani describió tres modelos de vinculación y de relaciones comerciales con China que diferencian a las tres principales economías de Latinoamérica. En el caso de Brasil, hay una fuerte dependencia de sus exportaciones hacia el coloso asiático, dado que representan un 30 por ciento del total de sus embarques.
Una situación opuesta es la de México, que está detrás de compensar una balanza comercial negativa con China, mientras que la Argentina ostenta un cierto equilibrio entre exportaciones e importaciones con el mismo destino. Las exportaciones totales de Argentina hacia a China han oscilado en un 10%, por debajo de Brasil. Pero, dependiendo de los años, China es el segundo partner comercial del país, detrás de Brasil.
En todos estos casos, la mayor parte de las exportaciones de Latinoamérica a China son productos de la agroindustria, mientras que entre las importaciones predominan las manufacturas.
Fracanzani se basó en datos de la revista El Economista para indicar que las relaciones de la Argentina con China se sustentan en tres ejes estratégicos, que se mantienen desde la época de Néstor Kirchner para acá: 1) China constituye un mercado fundamental para los productos agroindustriales; 2) La posible emulación del progreso industrial chino, y 3) Las inversiones de China en el país.
En relación con el primer punto anotó cómo las barreras comerciales pueden constituir una oportunidad para la Argentina. Como ejemplo, citó el conflicto que derivó en una veda al vino australiano por parte de China. “Este es un caso muy claro por el que puede haber una oportunidad para los productores de la agroindustria argentinos”, sostuvo Fracanzani. (Nota de Redacción: qué ocurre si China aplica sanciones a la Argentina por el cepo a las exportaciones de carne).
El conferencista recomendó seguir “la tendencia de choque, de contraste económico entre Estados Unidos y Europa por un lado y China por el otro. La posibilidad de que China tenga menos mercados puede significar a su vez más obstáculos para importar productos de la agroindustria con valor agregado elevado, a partir de mantener esa transformación industrial dentro del propio país”.
“Eso tal vez es temprano para saberlo, pero es una posibilidad que se podría concretar”, dijo Fracanzani.
Al abordar el punto de la emulación del progreso industrial chino, consideró “difícil que países tan diferentes, con legislaciones tan distintas, empezando por la laboral, pero también con culturas muy diferentes, puedan adoptar los mismos estándares de industrialización”.
Respecto de las inversiones de China en la Argentina, mencionó que “han sido significativas, no en el marco de la Franja de la Ruta, pero sí en general”, y que en el futuro dependerán en gran medida de la capacidad de China de mantener sus superávits, sobre todo con Estados Unidos y Europa.
“En ausencia de ese superávit, se va a limitar su crédito hacia los demás países del mundo y muy probablemente los recursos que necesita para hacer inversiones en el exterior”, consideró el analista.
Esta nota fue publicada en la Revista Container digital del 04/07/2021.