Sudamérica cambia su política internacional
Hay ciclos que van sustituyendo a otros ciclos y que finalmente ellos mismos son sustituidos, y la rueda continúa girando.
La onda populista en el Sur de América Latina parece haber comenzado su declinación. Y es razonable dados los antecedentes en la materia. Eso ha ocurrido históricamente en nuestro continente donde nada es permanente y todo pasa. Y todo vuelve.
El populismo se sostiene básicamente con dinero. Y en los primeros diez años de nuestro siglo lo hubo y a veces, a raudales. El elevado precio que alcanzaron las materias primas, especialmente (pero no únicamente) la soja, debido al crecimiento chino, ayudó a que nuestros países tuvieran elevados ingresos y pudieran sostener el sistema. Pero el sistema se sostiene solamente con dinero.
La paulatina caída de la economía china y el descenso de los precios de los productos primarios, de los cuales el del petróleo es el más significativo, explican el comienzo de la decadencia no solamente del populismo sino, en general, de las ideologías. Los pueblos ya se han hartado de las ideologías. Ante el fracaso de las ideologías (neoliberales, socialistas o populistas) ahora comienza una era de pragmatismo sin ideas básicas ni rectoras. Lo que importa son los resultados. Cómo se llega a ellos es lo de menos. En ese sentido las ideologías limitan y coartan la libertad de acción de sus creyentes. Como decía Den Xiao Ping no importa el color del gato, lo que importa es que cace ratones.
Actualmente los pueblos quieren mejorar sus condiciones de vida o por lo menos mantenerlas frente a la crisis y por lo tanto las ideas o el método empleado ya no importa. Con la ideología no se come.
La era de los caudillos populistas eternos o pretendidamente eternos ha comenzado a decaer. En Bolivia, Evo Morales perdió el plebiscito con el que pretendía quedarse por décadas en el poder. Que haya sido por poca diferencia no importa tanto como el hecho de que la mayoría del pueblo boliviano se haya declarado en contra de una reelección indefinida.
Algo similar ha ocurrido en la Argentina donde el gobierno que ejerció el poder durante doce años y hasta el 10 de diciembre pasado perdió el ballotage por escaso margen, pero perdió. Fue sucedido por un nuevo gobierno muy diferente.
En el mismo mes de diciembre en Venezuela el gobierno chavista perdió las elecciones legislativas y se han formado nuevas mayorías en el Congreso donde predomina la oposición al régimen.
En Brasil, por estos días, la acusación por corrupción contra el ex presidente Luiz I. da Silva y hasta contra la actual presidente Rousseff, hace tambalear a las dos principales personalidades del gobierno brasileño durante los últimos años y a su partido.
En Ecuador el actual presidente ha declarado que no va a presentarse como candidato en la nueva elección del año que viene.
En el Uruguay, según recientes encuestas, el presidente Vázquez del Frente Amplio tiene los más bajos índices históricos de apoyo y aceptación.
Parece comenzar una nueva era en América Latina. Conociendo la historia de nuestros países tendrá un amanecer prometedor, un mediodía luminoso y al final caerá la noche, para volver a comenzar de nuevo el ciclo, en que seguramente reaparecerán los caudillos populistas. Es lo que ha sucedido cíclicamente en nuestros países.
La facilitación del Comercio – El Acuerdo de BALI
En diciembre de 2013, los Miembros de la OMC concluyeron, en la Conferencia Ministerial de Bali, las negociaciones en torno al Acuerdo sobre Facilitación del Comercio, que forma parte de un “Paquete de Bali” más amplio. Dese entonces, los Miembros de la OMC han realizado un examen jurídico del texto. En consonancia con la decisión adoptada en Bali, los Miembros de la OMC adoptaron el 27 de noviembre de 2014 un Protocolo de Enmienda para insertar el nuevo Acuerdo en el Anexo 1A del Acuerdo sobre la OMC. El Acuerdo sobre Facilitación del Comercio entrará en vigor cuando dos tercios de los Miembros hayan completado el proceso interno de ratificación.
El Acuerdo sobre Facilitación del Comercio contiene disposiciones para agilizar el movimiento, el levante y el despacho de las mercancías, incluidas las mercancías en tránsito. Además, establece medidas para lograr una cooperación efectiva entre las autoridades aduaneras y otras autoridades competentes en las cuestiones relativas a la facilitación del comercio y el cumplimiento de los procedimientos aduaneros. También contiene disposiciones sobre asistencia técnica y creación de capacidad en esta esfera.
En su reciente visita a la Argentina, el funcionario de la OMC Roberto Azevedo destacó la importancia de ratificar el Acuerdo de Bali el cual pretende agilitar, simplificar y unificar los procedimientos aduaneros en los países miembros.
Para ver la nota en la revista digital de Abril: