El problema es la exportación
El principal problema que afrontan las pymes argentinas no son las importaciones en sí mismas, sino el atraso del valor de la divisa. Esto genera inevitablemente que los costos internos para exportar sean elevados, por ende es imposible competir con los mercados externos, y finalmente termina siendo mucho más conveniente importar.
Cuando se importan productos terminados para comercializar en el mercado interno, impactan directamente en la industria nacional.
Es meritorio la capacidad de las pymes nacionales en innovación, creación, adaptación y comercialización. Pero el problema es que la comercialización de esos bienes se hace muy cuesta arriba por cuestión de costos internos. Y no hablamos solo del costo de fabricación, sino el exceso de burocratización.
La capacidad técnica y de trabajo del empresario pyme argentino es de mejor calidad que en otros países. Sin embargo, cada vez se las obliga a mayores burocracias y controles. Y cuando se inicia algún proceso o un nuevo producto, la cantidad de requisitos y costos adicionales que debe afrontar para ponerlo en marcha son excesivos.
Por otra parte, las pymes capacitan constantemente a su personal y eso lleva muchos años. El personal es muy preciado y prácticamente pasa a ser una persona de la familia. Por ello, en las pymes en general, el último factor de corrección es el personal.
Invertir en maquinaria y tecnología no quiere decir reducción de empleo. Cuando se ganan mercados, se debe producir más y necesariamente tienen que emplear mas mano de obra.
Por ahora, Argentina no es consciente que las pymes son protagonistas y un pilar fundamental en la economía, son una pequeña y mediana muestra de cómo se debe distribuir la riqueza, a través del trabajo, que genera ventas al mundo y trae divisas al país.
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