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La alimentaria, una industria en la línea de largada

1Cuatro de cada 10 dólares que se exportan pertenecen a este rubro. Un rubro que quedó golpeado, pero con muy poco puede recuperar competitividad y volver a los mercados globales.

Por Diego Dávila

El futuro gobierno de Cambiemos, en tiempos de campaña preelectoral, instaló la idea de la unificación del tipo de cambio y el final del cepo, lo que en términos reales implica una devaluación. Si este ajuste se concreta, sumado a la eliminación de las retenciones, el primer sector exportador en recuperar competitividad y reaccionar será la industria alimentaria.

La última edición del Observatorio del Comercio Exterior, elaborado por la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba (Cacec), arroja una recuperación en las expectativas empresarias. Mientras el nivel general fue de 16,3 por ciento, el desagregado muestra que en materia de exportaciones el índice trepó a más del 30 por ciento en cuanto a expectativas para los próximos seis meses y a casi 60 por ciento en vistas a los próximos 12 meses.

El estudio realizado entre los socios exportadores de la entidad advierte que necesitan un dólar a 13,42 pesos para ser competitivos.

Consultado al respecto, el presidente de la Cacec, Marcelo Olmedo, proyecta que si el próximo gobierno de Mauricio Macri lleva el tipo de cambio con el dólar a estos niveles la industria alimentaria será la primera en reaccionar.

“Es el sector que reaccionará más rápido; no tiene grandes problemas en la cadena comercial y será el que aportará dólares al país con mayor velocidad”, advierte.

Las manufacturas de origen agropecuarias (MOA) conforman el mayor componente de las exportaciones. Para Córdoba, representan 43 por ciento, poco más de 2.700 millones de dólares en los primeros nueve meses del año, y para el país 41 por ciento, es decir algo más de 21.500 millones de dólares.

En la provincia, si bien de cada 10 dólares que se exportan, ocho corresponden a residuos y desperdicios de la industria alimenticia (la mayor parte subproductos de la soja) según el informe El Aporte del Campo a la Economía de Córdoba del Ieral, este sector incluye un amplio abanico de industrias: molienda seca y molienda húmeda de maíz, etanol, aceiteras, maniseras, molineras, de procesamiento de granos y legumbres, de alimento balanceado, frigoríficos y chacinados, lácteas y la larga lista de fábricas de alimentos procesados.

Este sector fue el último en perder competitividad y este año sintió el golpe: sus ventas al exterior hasta septiembre cayeron 22 por ciento comparadas con el mismo período de 2014 en dólares, aunque trata de mantener los mismos volúmenes.

Tomando al conjunto de los alimentos, según un estudio de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), “en los últimos 10 años, de una canasta de once productos de origen agropecuario, Argentina descendió en ocho en el posicionamiento mundial, es decir en el setenta por ciento de sus principales productos”, con lo que sólo quedó peleando el liderazgo en el complejo sojero.

Oportunidades del sector

Daniel Urcía, titular de la comisión de Alimentos de la Unión Industrial de Córdoba (UIC), recalca que la industria trata de sostener las ventas “en algunos casos con operaciones directamente a pérdida, con tal de sostener las relaciones comerciales, con la expectativa de que esto cambie pronto y poder revertir esta ecuación”.

En este sentido, señala que pese a las dificultades, lejos de reducirse, el sector mantuvo cierta estabilidad “porque la industria alimentaria tiene un anclaje importante con el mercado interno”, a diferencia de lo que sucede con otros rubros industriales como el autopartista, que tienen una mayor dependencia de los mercados regionales.

Pero según explica, el mercado interno es insuficiente para el desarrollo del sector. “Necesariamente hay que salir de este aislamiento; indudablemente, tenemos que pensar en una industria que sea competitiva para que se pueda integrar con el mundo, que demanda alimentos. Córdoba tiene un excedente de materia prima que puede transformar en alimentos”, reflexiona.

Para eso, además de la devaluación, el sector necesita otras medidas, como desarmar la “maraña” de reglamentaciones que reducen todavía más la competitividad o que se controle la inflación y el aumento de costos.

“Desde la habilitación de un producto hasta aprobar una exportación es complicado; además, mejorar el tipo de cambio sin controlar la inflación tampoco sirve, porque termina siendo un círculo vicioso. Si tocamos el valor del dólar, pero no resolvemos el resto de los problemas, nos va a pasar lo mismo que en enero de 2014, cuando se ganó competitividad, pero no se trabajó sobre cuestiones de base”, explica el directivo de la UIC.

80% de las MOA que exporta Córdoba son residuos y desperdicios de la industria alimenticia, principalmente subproductos de la soja. El segundo producto en importancia son las grasas y aceites con una participación del 11 por ciento.

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