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Lenta reacción del comercio exterior

AVANZA-EN-MECANISMOS-DE-COMERCIO-EXTERIOR-MEXICOTodavía no se ha terminado la discrecionalidad en la aprobación de importaciones, aunque el mercado está mesurado.

Lejos de las exasperadas declamaciones de campaña, donde el macrismo prometía si ganaba un boom acelerado de exportaciones y el kirchnerismo preanunciaba, si perdía, el infierno de una oleada indiscriminada de importaciones, el comercio exterior argentino atraviesa todavía por un mar de incertidumbre que lo mantiene dentro de un cuadro muy similar al que traía el año pasado.

Es verdad que recién van 20 días desde la salida del doble cepo cambiario-importador, pero la denominada apertura de la economía –es decir, más exportaciones y más importaciones– mantiene las velas recogidas y apenas una brisa mueve el barco.

Quizá el emergente más claro de ese parate sea la tranquilidad que impera en el mercado de cambios, donde la escasa demanda de dólares consolida su cotización por debajo de los 14 pesos.

Precisamente, los grandes importadores, principales demandantes del billete, están ausentes en parte por la estacionalidad veraniega y en parte porque los cambios en las normativas, con la irrupción del Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones (Simi) no despejó las dudas acerca de las restricciones que el Estado aplica a la hora de traer insumos y bienes finales.

El Simi vino a reemplazar a las polémicas Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI) para un stock de mil posiciones arancelarias que compiten contra productos de fabricación nacional. Otras 18 mil posiciones, de acuerdo con aquel esquema, ingresarían libremente.

En la práctica, sin embargo, las importaciones alcanzadas por el Simi continúan trabadas. “Una sola posición define muchos productos”, explicó el secretario de la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba, Eduardo Serena. Ejemplo: aquellas que alcanzan a la aparatología médica no dejan afuera insumos básicos como jeringas descartables.

Pero en las 18 mil no incluidas en ese control, también hay problemas. El plazo de 10 días desde la presentación de la documentación transcurre con escasas aprobaciones. “Estamos mejor, pero hay muchas cosas que pulir para no volver a la discrecionalidad”, redondeó Serena.

De aquella apertura indiscriminada que pregonaban los adversarios de Mauricio Macri a la realidad, hay por ahora una distancia muy grande. “Los importadores están mesurados, no hay un desborde de pedidos”, confirmó Francisco Constable, uno de los despachantes más conocidos de la plaza.

Las razones pueden estar también precisamente en el nuevo valor del dólar. No es lo mismo importar a 9,70 pesos por unidad que a casi 14. “Las empresas están haciendo sus números para ver cómo sigue y cómo inciden los productos y equipos importados en sus costos”, entendió Constable.

Como se sabe, el sistema se retroalimenta y el nivel del dólar, lejano a las expectativas del sector agropecuario, frena las liquidaciones de las cerealeras y fatiga la recuperación de las reservas del Banco Central.

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