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La economía en 2019 y los posibles ruidos políticos

La economía en 2019 y los posibles ruidos políticos

La economía argentina comenzó el año 2019 con algunos hechos positivos, en buena medida derivados de la perspectiva de que dejen de subir las tasas de interés en USA, que repercutió en una importante baja del riesgo país. Esta situación, sumado a mejores números en la balanza comercial en los últimos meses, trajo calma en el mercado de cambios, con un exceso de oferta de dólares que deviene en intervenciones compradoras del BCRA, y por esa vía emite pesos que no deben ser totalmente esterilizados vía LELIQs, lo cual coadyuva a que se produzca una reducción en la tasa de interés. Esa es la tendencia, al menos hasta mediados de febrero.

¿Lo anterior implica que la economía ya se encuentra en una senda que lleva inexorablemente a la recuperación de la actividad económica? No se lo puede asegurar, por cuanto en el presente año se celebrarán elecciones presidenciales, lo cual suele traer algunas novedades para la economía local.

La economía “como si” no hubiera elecciones en 2019

En la abstracción analítica que 2019 no fuese un año electoral, el exceso de oferta de dólares que se visualiza al inicio del año seguiría induciendo caídas en las tasas de interés, recomponiendo de a poco el crédito y por esa vía ayudando a parar la caída, y luego reactivar, en sectores como el de la venta de autos, electrodomésticos, inmuebles, etc. A ello se agregaría el efecto de una mayor cosecha este año, así como las crecientes exportaciones industriales en el tiempo, en la medida que se vayan recuperando o conquistando nuevos mercados, además del efecto de un mejor Brasil, de una balanza turística menos desfavorable, y finalmente un consumo masivo que dejaría de caer, y hasta podría tener alguna leve recuperación, en la medida que se vayan cerrando nuevos acuerdos salariales este año al menos empatarán contra la inflación.

La economía en un año con elecciones presidenciales

Pero en 2019 hay elecciones presidenciales, y ese evento siempre trae algunas noticias para la economía. Esta situación se produce por la cobertura en dólares que suele existir por parte de los agentes económicos antes de las elecciones, que puede agravarse en función de las decisiones que puedan tomarse luego de las elecciones, en función de quien triunfe. Cuando la fuga de capitales resulta muy fuerte, y conduce a una suba excesiva del tipo de cambio, en parte se transmite a la inflación, disminuye el salario real y con ello el consumo masivo. Adicionalmente, la mayor incertidumbre y suba de tasas afectan el crédito y así el consumo de durables y la inversión. Es lo que ocurrió en 2018, si se repitiera en 2019, aunque no alcance la misma virulencia, podría herir de muerte las chances de Mauricio Macri de ser reelegido.

Si bien la fuga de capitales ha aminorado notablemente desde noviembre del año pasado (ese mes resultó equivalente a un 9% que el máximo de mayo de ese año), y las aguas siguen calmas hasta mediados de febrero de 2019, el gobierno debiera estar preparado para escenarios de mayor salida de capitales en los meses previos a las elecciones, esto es, previo a las PASO del 11 de agosto, y de las elecciones generales del 27 de octubre (y muy probable posterior Ballotage). Aunque el proceso podría eventualmente adelantarse, si se tienen en cuenta las elecciones anticipadas en provincias (desde febrero), y la proliferación de encuestas en la medida que se acercan las fechas eleccionarias.

Ayuda el hecho que este año se observaría un superávit comercial (aproximadamente 7 mil millones de dólares) y que el gobierno contaría con un excedente, respecto a sus necesidades de pagos en esa moneda, con lo cual podría realizar ventas de dólares en el mercado (entre U$S 7 y 10 mil millones), ampliando la oferta en ese sentido. En enero estuvieron los dólares del trigo, entre mediados de abril y mediados de julio habrá muchos dólares por la soja y maíz, y el mencionado excedente de los dólares del FMI para responder en otros meses.

Existiría mayor calma si los dólares excedentes del FMI se usan para intervenciones en el mercado de cambios recién luego de agotado el aporte extra de dólares de la cosecha gruesa (agosto en adelante). En cambio, si dichos dólares deben comenzar a venderse antes de la cosecha gruesa (por ejemplo, en marzo-abril), quedará menos poder de fuego para potencialmente utilizar en meses más cercanos a las elecciones presidenciales. Por este motivo, resulta preocupante el repunte del tipo de cambio que se produjo en los últimos días, si eso fuera una señal de dolarización temprana de portafolios frente a la incertidumbre económica que generan las elecciones presidenciales.

En tal sentido, y dado que en Argentina corrimientos iniciales hacia el dólar causados por motivos externos o a partir de decisiones de los jugadores más importantes del mercado local, pueden eventualmente dar lugar a corridas también a nivel de inversores medianos y pequeños (más difícil de contener), no parece una buena idea dejar que se produzcan subas muy bruscas en la cotización del dólar, una vez que se ha sobrepasado la banda inferior. No ayuda a este objetivo que la diferencia entre bandas cambiarias superior e inferior resulte de cerca del 30% (la banda superior se acercará a $51 en marzo), de modo el tipo de cambio podría variar hasta $10 pesos sin que se requiera intervención del BCRA. Parece una brecha excesiva, que debería reducirse fijando una banda superior que no diste, por ejemplo, más de un 15% de la inferior. Ello daría mayor margen de maniobra para que correcciones cambiarias iniciales no deriven luego en corridas a nivel de pequeños y medianos inversores, que pueden resultar política y económicamente muy costosas.

Marcelo Capello, Director de IERAL.

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