Economía en año electoral: ¿Alcanza con la buena suerte para llegar a octubre?
El gobierno ha definido la política económica con una visión de corto plazo, enfocada en alcanzar un buen resultado en las elecciones de medio término de fines de octubre.
Por Lucas Navarro,
Director IIE – Bolsa de Comercio de Córdoba.
Luego de un 2020 que tuvo una caída de actividad de 10%, comparable a la de 2002, para este año se espera un crecimiento de al menos 4% ¿Por qué vamos a crecer en 2021? En primer lugar, por un rebote tras la caída de 2020 y mejores perspectivas en el control de la pandemia y, en segundo lugar, por el marcado aumento en el precio de las commodities; la soja está en más de 500 dólares la tonelada y se estima un aumento de las exportaciones del agro de 10.000 millones de dólares.
Una de las apuestas del gobierno para llegar con capital político a las elecciones es apuntar a una mejora del salario real y el consumo. El presupuesto 2021 proyecta una inflación para este año de 29% y desde el gobierno manifiestan que los salarios aumentarán entre 31 y 33%. Así se estimularía el consumo, que no para de caer desde 2018.
El problema es que los instrumentos del gobierno para alcanzar estos objetivos son muy poco efectivos, ignorando que el origen de la elevada inflación está en un déficit fiscal estructural, financiado con emisión monetaria, causado por un aumento excesivo del gasto público en la última década. También parece ignorarse que mejorar el salario real requiere de políticas para aumentar la productividad y nuestra competitividad.
Pero como resolver estos desafíos requiere esfuerzos importantes, que tienen costos políticos, se apela en cambio a medidas parche que no hacen más que agravar los problemas.
Esencialmente se recurre al congelamiento de tarifas y controles cambiarios para intentar contener la inflación. Ambos instrumentos tienen una efectividad limitada. Congelar tarifas requiere subsidios que complican más el problema fiscal y desincentivan la inversión de los sectores afectados. Los controles cambiarios quitan incentivos a generar divisas y aumentan los incentivos a demandarlas, aumentando la brecha cambiaria y reduciendo las reservas. A esto se suman los controles de precios y la idea de alcanzar un gran acuerdo de precios y salarios para alinear expectativas.
La realidad da muestras de la baja efectividad de estas medidas. Con una inflación estimada en 12% para el primer trimestre, esta debiera bajar a menos del 2% mensual en el resto del año para acercarse al 29% que plantea el gobierno, algo difícil de lograr cuando aún se sienten los efectos de la fuerte emisión monetaria del año pasado, y que en 2021 será de 1 billón de pesos (el 40% del déficit fiscal). A esto se debe sumar la creciente carga de las LELIQ y pases pasivos para esterilizar la emisión; que equivalen a 8,5% del PBI, casi el doble que en diciembre de 2019, lo cual limita el margen para seguir esterilizando.
La situación es insostenible y con una posición de reservas muy débil se corre el riesgo de un ajuste forzado del dólar y tarifas antes de las elecciones que complique el panorama económico. Pero hay dos factores que dan algo de aire a las reservas para llegar a octubre.
En lo que hace a compromisos de deuda hasta las elecciones, hay vencimientos con el Club de París por 2400 millones de dólares en mayo y de 2500 millones con el FMI, la mayor parte a pagar en septiembre.
Lo positivo es que los ingresos del agro podrían mejorar en algo las reservas y, además, que se acaba de autorizar la ampliación del capital del FMI por 500 mil millones de dólares, de los que a Argentina le corresponden unos 3300 millones que dispondría a partir de abril y se usarán para pagar deuda. Se desconoce si se pagará al Club de París o se intentará negociar y en cambio pagarle al Fondo. En cualquier caso, esos recursos mejoran las condiciones para afrontar los compromisos, dando margen para postergar para después de octubre un acuerdo con el FMI, que requerirá ajustes que el gobierno quiere evitar. Queda la pregunta de si con todo esto atado con piolines alcanza para llegar a las elecciones.
