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Enojados con la oposición

Enojados con la oposición

Por Walter Giannoni.


En el anterior kirchnerismo, cuando CFK era la titular de la escritura de esa propiedad denominada Casa Rosada, un empresario cordobés de la construcción solía repetir casi como un discurso único: “Ya no estoy molesto con el Gobierno, ahora estoy sumamente enojado con la oposición”.

La frase comienza a tomar nitidez otra vez cuando las distintas fuerzas políticas proyectan su armado y candidaturas de cara a las parlamentarias.

Y en ese punto la mirada se concentra, por una cuestión de chances electorales, en la agrupación que obtuvo dos años atrás el 41% de los votos y también, como un efecto colateral, en lo que sucede con esa misma agrupación en Córdoba: Juntos por el Cambio.

En teoría, JxC es la confluencia de la UCR, el PRO, sectores disidentes del peronismo, la Coalición Cívica de Carrió, entre otras.

En Córdoba, se agrega el Frente Cívico de Juez pero también aparece como una característica el desaguisado interno de la UCR, partido inmerso en bochornosas y desopilantes internas partidarias que se dirimen por Twitter.

Por encima de la opinión que se tenga de él, desde el fallecimiento de Eduardo Angeloz nadie ha logrado armonizar otra vez a la UCR que por apetencias personales se parece más a un partido en vías de extinción que a uno que aspira a tallar en el poder.

A nivel nacional, el PRO corre el mismo riesgo. Es llamativo porque cuando uno observa las encuestas de imagen, dirigentes como Larreta, Bullrich, Vidal siempre están ubicados en el top cinco por su diferencial de imagen positiva.

Macri posee el liderazgo propio de haber sido Presidente de la Nación pero, mal que le pese a sus seguidores, que los tiene, está en el mismo estante de ponderación electoral que AF y CFK. Sólo puede reinstalarlo el apartamiento del resto o una hecatombe socioeconómica.

La oposición está frente a un adversario político poderoso que aún con crisis y pandemia, maneja cuantiosos recursos económicos y otros rayanos como la miserabilidad política, como se ha visto con las vacunas en algunos distritos.

Que no reaccione a la altura de las circunstancias o bien es por impericia, por personalismos o porque descree del ejercicio del poder y justifica la vigencia de aquella frase del inicio. Quizás el empresariado, debería también opinar con nitidez sobre esto.

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