Economía: Al final, quién quiere pagar impuestos
Columna por Lic. Nancy Villarruel, Economista.
De la muerte y de los impuestos, nadie se salva! reza la frase atribuida a Benjamín Franklin. En nuestro país, los ciudadanos no pretendemos salvarnos de los impuestos, con que no nos ahoguen sería suficiente. Y éste es un reclamo casi permanente del sector productivo, comercial y hasta de los asalariados, quienes recibimos con beneplácito en 2023 la noticia de que los sueldos quedaban excluidos del Impuesto a las Ganancias de la Cuarta Categoría. A la postre, nos dimos cuenta que habíamos sido timados, ya que lo que nos devolvieron de impuesto a las ganancias nos lo cobraron de impuesto inflacionario. Casi todo fue ilusión monetaria. Tuvimos más dinero en la cuenta sueldo pero nos alcanzaba para cada vez menos. Una vez más, deberíamos haber desconfiado de la limosna grande.
Con la nueva gestión, otra vez sale al tapete un proyecto de reforma tributaria y fiscal, alimentada por la promesa de campaña del ahora Presidente Milei, de bajar los impuestos. Ya logró bajar el gasto público que recibió en el orden del 45% del PBI hasta un 38%, pero aspira a llegar a un 30%, con lo que la rebaja impositiva no será inmediata. Ni siquiera en 2024. La buena noticia es que parece que esta vez sí vamos rumbo a una simplificación de la enmarañada y tortuosa, asfixiante y limitante estructura impositiva argentina que tiene buenas y malas noticias.
La mala es que volveríamos a tener impuesto a las ganancias sobre salarios, que ahora se llamaría Impuesto a los Ingresos Personales. La buena es que desaparecerían impuestos distorsivos (como Bienes Personales -que sería reemplazado por el Impuesto a la Herencia-; e Ingresos Brutos, entre otros), y otros que nacieron temporales pero se volvieron permanentes (Impuesto a los Débitos y créditos, Impuesto PAIS, por caso). Conversando con otros economistas hay coincidencia en que la maraña impositiva quedaría finalmente reducida a estos cuatro rubros: Ganancias, Herencia, IVA y algunos aportes patronales.
No obstante, aún falta un largo recorrido. Los datos de recaudación de marzo mostraron una caída en términos reales del 16%. Con una inflación controlada, la licuación ya no tiene espacio, cada vez quedan menos gastos por recortar, así que sería impensable por el momento bajar ingresos eliminando impuestos. Así lo ratificó la titular de la AFIP, días atrás cuando -respecto a la baja de impuestos- declaró: “Estamos en una coyuntura en donde tenemos que cumplir con determinadas metas. Pasado este momento vamos a tender a reducirla sin dudas”.
Déjenme cerrar con una reflexión del FMI en un paper de fines de 2023: “La experiencia reciente confirma que los tiempos económicos difíciles no son en general apropiados para realizar reformas tributarias … la gente apoyará la reforma tributaria únicamente si se la convence de que los impuestos se están recaudando en forma equitativa y se destinarán a un buen fin.” Stay tunned!
