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Camino al fracaso sindical

Camino al fracaso sindical

Columna de Walter Giannoni.


En un libro por el 70º aniversario de la compañía, Luis Pagani, presidente de Arcor, realiza un par de reflexiones acerca del sindicalismo argentino.

Aunque admite que los vínculos que ligan a la multinacional con los gremios que sobre ella actúan son correctos, lanza advertencias que merecen ser tenidas en cuenta a partir de la dimensión de quien lo dice: emplea a 20 mil personas.

“El problema actual es que la Argentina dejó de ser productiva, la industria ya no tiene el peso que antes tenía. Eso es algo muy notorio cuando ves la relación que hay con los sindicatos”, menciona Pagani. Y recuerda que en los ’70, los gremios más importantes eran la UOM, el Smata o Sitrac-Sitram, “o sea, los que venían de lo industrial mecánico, y ese sector tenía muchísimos afiliados si lo comparamos con la representatividad que tienen hoy”, comparó.

Remata la idea: en la actualidad, en una mesa de negociaciones convocada por el Gobierno son inevitables “los sectores del comercio” y “las cooperativas de trabajadores”.

La otra referencia en el libro está vinculada con las reformas pendientes. “Si no actualizamos las leyes laborales al nuevo milenio, no vamos a poder generar nuevos empleos. Yo creo que los tiempos y la realidad terminarán imponiéndose”, advierte.

El historiador económico Pablo Gerchunoff también da su puntada. “Si Perón reviviera, lo primero que preguntaría es dónde están sus obreros industriales”, interroga.

El Gobierno, sin embargo considera (lo ha dicho varias veces) que no es necesaria tal actualización, apreciación que obedece más bien a la relación que el peronismo en el poder tiene con los principales popes sindicales, algunos de cuyos parientes o vicarios son funcionarios, legisladores o integran las listas de candidatos.

La cuestión es que al paso que va el país, cada trabajador que se cae del sistema formal de empleo termina, como dice Pagani, integrando esquemas laborales mucho más flexibles y precarios que los que limita el gremialismo al impedir cambios en las leyes vigentes.

No sería raro, en consecuencia, que en unos años el fracaso sindical termine expresado con más gente en las marchas de las organizaciones sociales que reclaman trabajo en lugar de  planes que en integrantes de los padrones de afiliados a los gremios. El camino al fracaso está a la vista.


Esta columna fue publicada en la edición digital de la Revista Container el 25/07/2021.

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